El 7 de junio de 1978 Lole y Manuel presentan en La Latina de Madrid su
álbum ‘Nuevo Día’, con el que habían cosechado grandes éxitos desde su
lanzamiento tres años atrás. Dentro del panorama nacional, Lole y Manuel aparcaban
a un lado los tablaos turistizados y ofrecían una bocanada de aire fresco para
los que poco a poco comenzaban a fusionar el noble arte del Flamenco con otros
estilos musicales. ‘Nuevo Día’ fue tan impactante que se convirtió en el himno de
libertad de toda una generación de jóvenes, entre ellos hippies, renovadores y
libertarios resacados, que venían de una nefasta y represiva dictadura. Sin
duda, este dúo fue un exponente vital de ese movimiento que se había generado
en España en la segunda mitad de los años 70 y que luego recibiría el
denominativo de ‘Nuevo Flamenco’.
Lole y Manuel se presentaban ante el público con un toque de exotismo
deslumbrante, con una pureza arrolladora, acompañados por su familia en el
escenario. Guitarras, palmas, coro, baile y derroche de energía. La poesía de
sus canciones hablaba de la naturaleza, del amor, de la luna, del color canela de
la piel gitana, de los ojos negros, de la juventud, del calor de una hoguera y
de un mítico barrio sevillano, el de Triana, que ha sido cuna de grandes artistas.
Entre mayo y noviembre de 1979 los Montoya, con Lole y Manuel a la cabeza, grabaron en los estudios
Kirios de Madrid su segundo álbum. Éste se tituló “Lole y Manuel presenta: familia Montoya. En familia”. Fueron supervisados
por el inconfundible Ricardo Pachón, el productor más importante del Flamenco
Moderno, quien grabó también la Leyenda del Tiempo de Camarón de la Isla, o a
Kiko Veneno y los hermanos Amador. Las letras del álbum estuvieron a cargo del
mismo Manuel Molina, de Pedro Ribera y del poeta sevillano Juan Manuel Flores
como colaboración estrella, el cual ya había contribuido en el disco anterior.
A la guitarra estaban el niño Gero, Roto y Manuel Molina; a las palmas y al
cante Carmen Montoya, la Negra, Carmelilla y Lole; y al baile, Juan Montoya,
Carmelilla y Morito.
Pese a todas las ilusiones, el disco no tuvo el éxito esperado, quizás por
el perfil ortodoxo de su producción sin sobrepasar la línea de lo tradicional. Ahora bien, observándolo desde la retrospectiva del tiempo, “Familia Montoya”
es una obra póstuma de alta calidad. Corte clásico del flamenco gitano con
sus descargas de tangos y bulerías. Las afiladas voces de las empoderadas féminas
adquieren una armonía perfecta y el juego de palmas le da fuerza y vigor a la
canciones. Si a esto añadimos la profundidad de sus letras, no cabe duda que
tenemos ante nosotros un disco impresionante que ha pasado totalmente desapercibido.
La cara A del vinilo abre con “tangos de la virgen”, “gitana soy”, “tangos
de la abuela” y “Carmelilla”; son una oda al mundo gitano, en cuyas letras podemos
entre leer elementos y costumbres de su pueblo: El “nagüao” o enaguas (la falda
que identifica a la mujer gitana), el canastero (oficio gitano de confección de
canastas de mimbres y cañas), la hierba buena (la flor aromática más idolatrada
por ellos), la vida en libertad y una virgen que es gitana y tiene la cara
morena.
En la cara B se encuentran los versos del poeta Juan Manuel Flores “la Giralda
si se casa”, “yo soy el agua”, “morena de alegría” o “luna lunera”; poemas
rebosantes de amor a la naturaleza, a los sentimientos más sinceros y a una Sevilla
engalanada con su mejor traje de flamenco.
Para la portada del disco, la familia Montoya contó con las fotografías de S.
Monforte, Javier y Jacobo; y para los contenidos tuvieron el detalle de
escribir a mano las letras y los contenidos, lo que le da un toque muy especial.
En el siguiente link podréis escuchar el disco completo:
LETRAS