Bob Dylan


1978 fue un año negativo para el artista de Minnesota. La crítica norteamericana recibió su último disco “Street-Legal” muy mal; reprocháronle su contenido machista y su pobreza en producción y en letras. Entre febrero y marzo de este año Dylan estuvo inmerso en una gira por los Estados Unidos, durante el cual sus ánimos fueron empeorando con cada concierto, entrando en un estado de hastío casi perpetuo. Se refugió en el alcohol como tantas veces había hecho, pero ni esto lo confortaba.

En noviembre de 1978 se encontraba en San Diego, California, dando un concierto a más de treinta grados de temperatura. Al acercarse el final del espectáculo, el público se percató del malestar físico (y moral) que el cantante sufría. Entonces, alguien lanzó una cruz de plata sobre el escenario. Según la entrevista que le hizo Clinton Heylin en su libro “Bob Dylan: Behind the Shades Revisited”:

Yo normalmente no recojo cosas que me tiran al escenario, pero miré hacia abajo y vi la cruz. La recogí y me la metí en el bolsillo (…) me llevé la cruz a la próxima ciudad donde tocaba, en Arizona. Me estaba sintiendo mucho peor que en el concierto de San Diego, así que pensé ‘necesito algo esta noche’. No sabía lo que era. Yo estaba acostumbrado a todo tipo de cosas y dije que necesitaba algo que no había tenido antes. Miré mi bolsillo y encontré la cruz”.

Poco después, según declaraciones del artista, tuvo una visión en un hotel de Tucson, donde Jesucristo le tocó la mano. Posiblemente estaba en un estado tan depresivo que le suscitó a tener aquella experiencia alucinatoria. Tras este episodio Bob Dylan, de familia tradicionalmente judía, se convirtió al cristianismo en una de las piruetas que más controversia ha generado en la historia de la música moderna estadounidense. Al poco de la alucinación de Tucson se unió a la congregación evangélica Vineyard Fellowship, donde recibió un curso intensivo sobre las enseñanzas cristianas. Es posible que tomara esta decisión como una medida para desintoxicarse, aunque de este nunca se ha hablado.

Los mensajes bíblicos comenzaron a aparecer en sus conciertos muy pronto, sobre todo recitando conocidos pasajes del apocalipsis, lo que generaba en ocasiones la indignación del público y de los críticos de música. Ignorando las críticas, se puso a escribir canciones que reflejaban aquel sentimiento religioso, llevándole a grabar el álbum “slow train coming”, su decimonoveno disco.

Antes de entrar en el estudio, Dylan quiso rodearse de los mejores músicos. Corría el año 1979 y el tema “Sultans of swing” de los Dire Straits sonaba en la radio como uno de los hits del momento. Se interesó por el sonido del grupo hasta el punto de aproximarse a Mark Knopfler después de un concierto en Los Angeles, California, preguntándole si quería participar en su nuevo disco. Knopfler estuvo de acuerdo pese a todo. No obstante, según el productor Jerry Wexler, fue éste y no Dylan quien trajo a Knopfler para darle un toque más innovador a la grabación. También colaboraron en esta experiencia el batería de los Straits, Pick Withers, y el celebérrimo bajista Tim Drummond.

“Slow train coming” (1979), eludiendo el contenido simplón y religioso de sus letras, es un trabajo impresionante, variado y atractivo, en el que se mezclan diferentes estilos como el rock, el góspel, el funk, el reggae y el vigor de un cantautor que quería sanar sus problemas existenciales (o drogodependencia) con una buena dosis de música. Los nobles teclados de Barry Becket, los elegantes pizzicatos de Knopfler, las contundentes baterías de Withers, las precisas notas de Tim Drummond o los espirituales coros de Carolyn Dennis, Helena Springs y Regina Havis hacen de este álbum una verdadera joya, alcanzando en el plano comercial la segunda posición en la lista de discos más vendidos del Reino Unido y la tercera en la lista estadounidense Billboard 200. Además, el sencillo “Gotta Serve Somebody” ganó un Grammy en 1980.

Después de este álbum, Bob Dylan grabó otros dos con el mismo corte religioso. Recibió pésimas críticas en los Estados Unidos, aunque no así en otros países del mundo. Este período marcó el comienzo del declive de su carrera durante los 80, hasta su eufórico resurgimiento con los Traveling Wilburys. Pero esta es ya otra historia.

Os dejamos el álbum completo “slow train coming” grabado del vinilo original del 79 y obtenido en el mercado underground berlinés. Espero que lo disfruten.