Chi Coltrane

 

Corría principios de los años 70. La metralla musical, que la explosión del rock sesentero produjo, se había expandido por todo el mundo. La Meca se encontraba en Estados Unidos, fábrica de reconocidas bandas, a las cuales todos querían imitar; o se imitaban unas a otras. Eran momentos álgidos en los que artistas de la nobleza de Elton John o Carole King jugaron un gran papel para fusionar el piano -instrumento de rancio abolengo- con el Soul, el Blues y el Rock blanco (INCISO: no hay que olvidar que como el flamenco gitano y el flamenco "payo", en la la música estadounidense ocurre lo mismo entre la comunidad afroamericana y la blanca de origen anglosajón. El aporte de los negros fue enorme). En este contexto apareció una joven promesa dispuesta a alcanzar las cotas más altas de los “charts” nacionales.

Chi (pronunciado “shy”, “tímida” en español) Coltrane no tiene ninguna cercanía con el aclamado trompetista, aunque sí compartieron una cosa en común: la vistuosidad que les acompañaba al tocar sus instrumentos. Chi dió su primer recital de piano con 12 años. Se cuenta que, al igual que la mayoría de las niñas que crecían a principios de los cincuenta, ella y sus amigas jugaban con muñecas. Un día, cuando cumplió 8 años, cogió su muñeca y se fue a jugar a la casa de su vecina. Cuando entró, descubrió el piano de la familia. De repente, Chi Coltrane perdió el interés en sus muñecas y empezó a tocar el piano. No obstante, ella creció en un ambiente propicio para la música, ya que su padre, de origen alemán, tocaba el violín.

Con apenas veinte y pocos años montó una banda, tocando en bares y clubes. Sus maravillosas habilidades como pianista junto a su voz alternativamente tierna, enérgica y enojada fueron descubiertas por el gerente del Teatro Shubert, que llevó a Chi Coltrane a la Costa Oeste donde grabó una demo de seis canciones que fue enviada directamente a Columbia Records. Pronto se organizó una audición con Clive Davis, y después de cantar una sola estrofa se le ofreció un contrato, tras lo cual grabó un trío de álbumes para este sello, siendo el primero, el homónimo, el que alcanzó el mayor éxito en Estados Unidos, cuyo single "Thunder and Lightning" alcanzó al número 17 de ventas.

El segundo trabajo, el que vamos a presentar hoy, bajo el título de “Leit it ride” (1973) fue alavado por la prensa como el culmen de su carrera. Sin embargo, no consiguió seguidores, y fue escuchado más en Europa que en su país de orígen. En este trabajo volvió a poner sobre el tapete sus grande dotes como compositora, tal y como lo había hecho en su disco inaugural. Pero aún quiso más. Como había aprendido mucho del productor Toxey French, quería producir ella misma este disco. Y así ocurrió.

Ahora que habían acordado que Chi Coltrane podía producir “Let It Ride”, se puso a formar una banda que incluía una mezcla de caras viejas y nombres nuevos. La sección rítmica incluía a los bateristas Jim Gordon, Jim Keltner, Barry De Souza y Steve Parsons; los bajistas Larry Knechtel, Chris Lawrence, etc.; y los guitarristas Ben Benay, Larry Byron y Lee Ritenour. Se les unieron Paul Buckmaster en los sintetizadores, Alan Estes en la pandereta y Bobbye Hall que tocaba las congas y la pandereta. Completaban la alineación las coristas Merry Clayton, Clydie King y Stephanie Spruill, además de una sección de trompa, cuerda y viento. Esta fue la banda que acompañó a Chi Coltrane en el estudio de Mama Jo en el norte de Hollywood, y en los estudios Trident en Londres, durante su gira europea.

El álbum está compuesto por diez canciones, comenzando con “Aleluya”, una oda de tintes rock gospelianos al más estilo de "la Joplis". "Flyaway Bluebird" crea un patio de recreo sonoro con sólo un piano y un puñado de vocalistas, y es su mejor momento. El tema que da título al disco se abre como una balada bastante rutinaria, sólo para transformarse en una obra maestra indómita y angustiosa. A mi el tema que más me gusta es el primero de la cara B, "who ever told you", el cual derrocha una energía especial.

La única crítica que se puede hacer a “Let It Ride” es la tendencia de Coltrane a comerse los géneros musicales y escupir ejemplos instantáneos de ellos. Por ejemplo, "Shortnin' Bread" suena como un ejercicio de un libro de texto de "How To Play the Blues".

Aquí os dejamos con el álbum. 100% sonido vinilos rescatados de las cloacas de Berlín.

¡Disfrutad!