Sam 'Lightin' Hopkins

 

Nos dejó una herencia de entre ochocientas y mil grabaciones de estudio o en directo, fruto de seis décadas de actividad profesional. Dos de sus guitarras, la Gibson J-160e "hollowbox" y la Guild Starfire, están expuestas en lugares emblemáticos como el Salón de la Fama de Cleverland y el Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericana en Washington DC. Músicos como R.E.M., Erykah Badu o el cantante de Country C le han dedicado canciones. Así presentamos a nuestro artista de hoy: Sam 'Lightin' Hopkins.

Sam nació en 1912 en un pequeño pueblo de unos 300 habitantes llamado Centerville (Texas), en el seno de una pequeña comunidad afroamericana. A la edad de 8 años su padre lo llevó a un picnic de la iglesia de Buffalo, donde vio tocar a Blind Lemon Jefferson, el padre del Blues tejano. Desde aquel día, y según contó más tarde, sintió que el Blues estaba dentro de él como una revelación divina. La realidad era que el Blues se encontraba muy arraigado en su familia. Su Padre y varios parientes eran músicos y cantantes. Así fue como Hopkins comenzó a tocar la guitarra de manera informal en reuniones de la iglesia junto a su primo lejano Alger "Texas" Alexander, de quien aprendió muchísimo.

A mediados de los años 30, y siendo un veinteañero, pasó un tiempo en la granja prisión del condado de Houston, después de lo cual permaneció en este condado con su primo tocando en clubes y locales. Empezaron a ser conocidos en la zona. Sin embargo, la música no les daba el suficiente sustento económico. Así que Hopkins decidió regresar a su pueblo natal, aparcar su carrera a un lado y trabajar como jornalero en las fincas de los alrededores.

Nuestro bluesman hizo un segundo intento en Houston en 1946. Mientras cantaba en Dowling Street fue descubierto por Lola Anne Cullum, cantante fichada por Aladdin Records, quien convenció a Hopkins de que viajara a Los Ángeles (sede del sello discográfico), acompañado del pianista Wilson Smith. El dúo grabó doce temas. Un manager de Aladdin decidió que el dúo necesitaba más dinamismo en sus nombres y apodó a Hopkins "Lightnin'" y a Wilson "Thunder". Este fue el comienzo de su carrera, la cual duró hasta su muerte en 1982. Lo demás, ya es parte de la historia.

El álbum que vamos a mostrar hoy es una re-edición italiana de su “Lightnin' Strikes” (Joker. 1966) distribuido en el país de la pasta por el sello Saar en 1971. Se trata de nueve de sus mejores temas, grabadas entre los días cuatro y cinco de octubre de 1965 en Los Angeles. Sam se rodeó de un trío formado por Jimmy Bond al contrabajo, Earl Palmer a la batería y Don Crawford a la armónica. El productor de sonido fue Dave Hubert, fundador de Horizon Records. El resultado fue una obra magistral del Blues de 12 compases. Nos deleitaremos oyendo la brillantez de la técnica de Hopkins, en el que compagina los bajos, el ritmo y las percusiones sólo con su mano derecha. Tintes de Jazz y Country también pueden apreciarse en el disco.

Disfrutad de esta joya. 100% sonido vinilo, disco encontrado en las cloacas de Berlín.


Chi Coltrane

 

Corría principios de los años 70. La metralla musical, que la explosión del rock sesentero produjo, se había expandido por todo el mundo. La Meca se encontraba en Estados Unidos, fábrica de reconocidas bandas, a las cuales todos querían imitar; o se imitaban unas a otras. Eran momentos álgidos en los que artistas de la nobleza de Elton John o Carole King jugaron un gran papel para fusionar el piano -instrumento de rancio abolengo- con el Soul, el Blues y el Rock blanco (INCISO: no hay que olvidar que como el flamenco gitano y el flamenco "payo", en la la música estadounidense ocurre lo mismo entre la comunidad afroamericana y la blanca de origen anglosajón. El aporte de los negros fue enorme). En este contexto apareció una joven promesa dispuesta a alcanzar las cotas más altas de los “charts” nacionales.

Chi (pronunciado “shy”, “tímida” en español) Coltrane no tiene ninguna cercanía con el aclamado trompetista, aunque sí compartieron una cosa en común: la vistuosidad que les acompañaba al tocar sus instrumentos. Chi dió su primer recital de piano con 12 años. Se cuenta que, al igual que la mayoría de las niñas que crecían a principios de los cincuenta, ella y sus amigas jugaban con muñecas. Un día, cuando cumplió 8 años, cogió su muñeca y se fue a jugar a la casa de su vecina. Cuando entró, descubrió el piano de la familia. De repente, Chi Coltrane perdió el interés en sus muñecas y empezó a tocar el piano. No obstante, ella creció en un ambiente propicio para la música, ya que su padre, de origen alemán, tocaba el violín.

Con apenas veinte y pocos años montó una banda, tocando en bares y clubes. Sus maravillosas habilidades como pianista junto a su voz alternativamente tierna, enérgica y enojada fueron descubiertas por el gerente del Teatro Shubert, que llevó a Chi Coltrane a la Costa Oeste donde grabó una demo de seis canciones que fue enviada directamente a Columbia Records. Pronto se organizó una audición con Clive Davis, y después de cantar una sola estrofa se le ofreció un contrato, tras lo cual grabó un trío de álbumes para este sello, siendo el primero, el homónimo, el que alcanzó el mayor éxito en Estados Unidos, cuyo single "Thunder and Lightning" alcanzó al número 17 de ventas.

El segundo trabajo, el que vamos a presentar hoy, bajo el título de “Leit it ride” (1973) fue alavado por la prensa como el culmen de su carrera. Sin embargo, no consiguió seguidores, y fue escuchado más en Europa que en su país de orígen. En este trabajo volvió a poner sobre el tapete sus grande dotes como compositora, tal y como lo había hecho en su disco inaugural. Pero aún quiso más. Como había aprendido mucho del productor Toxey French, quería producir ella misma este disco. Y así ocurrió.

Ahora que habían acordado que Chi Coltrane podía producir “Let It Ride”, se puso a formar una banda que incluía una mezcla de caras viejas y nombres nuevos. La sección rítmica incluía a los bateristas Jim Gordon, Jim Keltner, Barry De Souza y Steve Parsons; los bajistas Larry Knechtel, Chris Lawrence, etc.; y los guitarristas Ben Benay, Larry Byron y Lee Ritenour. Se les unieron Paul Buckmaster en los sintetizadores, Alan Estes en la pandereta y Bobbye Hall que tocaba las congas y la pandereta. Completaban la alineación las coristas Merry Clayton, Clydie King y Stephanie Spruill, además de una sección de trompa, cuerda y viento. Esta fue la banda que acompañó a Chi Coltrane en el estudio de Mama Jo en el norte de Hollywood, y en los estudios Trident en Londres, durante su gira europea.

El álbum está compuesto por diez canciones, comenzando con “Aleluya”, una oda de tintes rock gospelianos al más estilo de "la Joplis". "Flyaway Bluebird" crea un patio de recreo sonoro con sólo un piano y un puñado de vocalistas, y es su mejor momento. El tema que da título al disco se abre como una balada bastante rutinaria, sólo para transformarse en una obra maestra indómita y angustiosa. A mi el tema que más me gusta es el primero de la cara B, "who ever told you", el cual derrocha una energía especial.

La única crítica que se puede hacer a “Let It Ride” es la tendencia de Coltrane a comerse los géneros musicales y escupir ejemplos instantáneos de ellos. Por ejemplo, "Shortnin' Bread" suena como un ejercicio de un libro de texto de "How To Play the Blues".

Aquí os dejamos con el álbum. 100% sonido vinilos rescatados de las cloacas de Berlín.

¡Disfrutad!


Jean-Pierre Rampal

 

En 1969 el archiconocido flautista Jean-Pierre Rampal (propietario de la única flauta de oro macizo fabricada en 1869 por el gran artesano francés Louis Loty la veterana arpista Lily Laskine grabaron un recopilatorio de canciones tradicionales japoneses convertidas a un formato netamente clásico. Fue lanzado por el sello fracés Erato, especializado en grabaciones de este género. Rampal por aquel entonces era el maestro de flauta más famoso del planeta, tocando con innumerables orquestas y con otras tantas celebridades. Durante los años 60 emprende numerosos viajes y realiza múltiples aportaciones musicales. Su alcance se extendió mucho más allá de lo ortodoxo. Junto a la avalancha de grabaciones clásicas, grabó canciones folclóricas catalanas y escocesas, música india con el sitarista Ravi Shankar, y, junto a la mencionada Lily Laskine, el álbum que presentamos hoy en nuestro blog, cuya importancia le llevó a ser nombrado el mejor del año en Japón, tras lo cual se hizo adorar por una nueva generación de flautistas japoneses emergentes.

Melodies Japonaises Pour Flute Et Harpe” es un compendio de composiciones clásicas japonesas del siglo XX, cuyos originales eran tocadas con instrumentos tradicionales de este país, tales como el koto o el shakuhachi. La obra empieza con una interpretación de una pieza de Michio Miyagi (1929), “Haru no Umi” (el mar en primavera). Luego continua con dos canciones de cuna, “Cuhgoku Chi Ho No Komori Uta” (1938) y “Aka Tombo” (1927) de Kosaku Yamada, entre otras impecables canciones.

Tanto Rampal como Laskine tuvieron que estudiar estas piezas en profundidad para lograr una eficiente adaptación a sus instrumentos europeos, cuyo resultado fue una obra de alta calidad y simpleza. En particular, la flauta de Rampal, cálida, vibrante y técnicamente perfecta, se compagina con los hermosos acompañamientos del arpa de Laskine. “Melodies Japonaises Pour Flute Et Harpe” es un viaje al país del sol naciente, un disco épico que le valió para que muchos años después, en 1994, el embajador de Japón le entregara la “Orden del Tesoro Sagrado”, la más alta distinción otorgada por el gobierno nipón en reconocimiento por haber inspirado a una nueva generación de aspirantes a flautistas en su país.

Aquí os dejamos con el trabajo. 100% sonido vinilo rescatado de las cloacas de Berlín.

¡Disfrutad!


John McLaughlin



Virtuoso, ecléctico, innovador. Con estos apelativos presentamos a uno de los guitarristas más importantes del mundo del Jazz. A John McLaughlin se le conoce por haber grabado con su guitarra eléctrica en, nada más y nada menos, cuatro álbumes del trompetista Miles Davis: “In a Silent Way”, “Bitches Brew”, “Jack Johnson” y “On the Corner”. McLaughlin es recordado por sus solos en el mítico concierto en San Francisco de 1981, junto a Paco de Lucia y Al Di Meola. O por el Grammy obtenido en el 2018 por el mejor solo improvisado de Jazz. Si recorremos la vida de este fenómeno, no nos dejará indiferente, y podremos observar que una de sus máximas consignas fue los múltiples proyectos de fusionar el Jazz con otros estilos del mundo.

Sin embargo, lo que nos ha llevado a escribir este post no es su inconmensurable carrera, sino uno de los discos que encontramos en las cloacas de Berlín. “My goal's beyond” (1971) es su tercer disco en solitario, el cual se enmarca en la corriente que en su día fue etiquetado como “Spiritual Jazz”. Ésta fue la búsqueda espiritual de muchos artistas sumergiéndose en la música de la India y en el “ritmo modal”. Particularmente con este álbum McLaughlin marca su primer cambio estilístico aparcando a un lado la guitarra eléctrica y sacando lo mejor de la guitarra acústica. Este álbum, además, está fuertemente influenciada por la música de la India, y fue dedicado a su líder espiritual, el gurú Sri Chinmoy. De hecho, tanto él como su esposa, la cual también participó en la grabación del mismo, serán bautizados con el nombre de "Mahavishnu".

La estructura de este trabajo tiene dos piezas. La cara A ("Peace One" y "Peace Two") se mueve en la fusión entre Jazz y música modal hindú e incluye saxofón soprano, flauta, violín y percusión india. La cara B contiene ocho composiciones cortas (tres estándares y cinco originales) interpretadas por McLaughlin con guitarras acústicas, y con puntuaciones ocasionales de los platillos de Billy Cobham.

Os deseamos que disfrutéis. ¡Viva la música!


 

Felipe Campuzano es uno de los compositores andaluces más paradigmáticos de los últimos tiempos. Ha tocado practicamente por medio mundo, dando recitales musicales en las principales universidades de Estados Unidos, Emiratos Árabes o Europa. Además, es uno de los músicos insignes de Andalucía, rompiendo con los estereotipos y los tópicos que se tenían de esta tierra y otorgando a los anales de la historia musical una frescura compositiva y original sin precedentes. Pianista de galones superiores, se le conoce también por haber compuesto temas tan emblemáticos como “Achilupú”, “Precaución amigo conductor”, o “Te estoy amando locamente”, de 1974, interpretado por el dúo LasGrecas. Para las nuevas generaciones Campuzano es un autor desconocido, pese a que ha grabado más de 3000 temas.

Siendo un niño cursó estudios de piano durante cinco años en el conservatorio Manuel de Falla de la ciudad de Cádiz. Posteriormente se trasladó a Madrid para estudiar en el conservatorio Superior y. más tarde, cursó en los conservatorios de París y Londres.

El disco que vamos a compartir esta semana se trata del segundo volumen de una trilogía que pudo haber estado formado por ocho volúmenes (las provincias andaluzas), pero que finalmente se quedaron en tres: Cádiz (volumen 1), Sevilla (volumen 2) y Jaén (volumen 3). En el volumen que no atañe, “Espíritu de Andalucía” (1978) el pianista compone ocho temas grabados por el sello AMBAR (España) y distribuido en Alemania por Intercord. Se tratan de ocho joyas instrumentales que evocan lo más enraizado, profundo y místico de Andalucía, donde las escalas del piano adquieren una belleza natural y rítmica. Les dejamos que lo escuchen. ¡Sonido 100% vinilos! Encontrado en los mercados berlineses de segunda mano.

¡Disfrutad!